Los sindicatos de segunda o tercera fila UPA y COAG, como no sirven para otra cosa, tienen por costumbre lanzarse en contra de los comerciantes de cereales, intentando justificar así los euros que reciben del Estado, Comunidades Autónomas y de sus, cada vez menos, afiliados.
Para que les quede claro, el comercio de cereales, tanto en Castilla-León como en el resto de España, está condicionado por los precios internacionales, los establecidos en las Lonjas y por la ley de la oferta y la demanda.
Los comerciantes, aparte de comprar y vender a precios de mercado, también almacenamos para que los agricultores fijen los precios cuando deseen. Y, por cierto, a la hora de aconsejar al agricultor cuando debe hacer la venta nos equivocamos bastante menos que UPA y COAG.
Estos voceros de la incompetencia una vez más, y ya son demasiadas, creen que por mucho repetir una mentira ésta se convierte en realidad, e intentan distorsionar el inicio de la campaña con sus insultos, exabruptos y salidas de tono habituales hacia un sector tremendamente profesionalizado y muy competitivo.
Su afán por atraer la atención de unos agricultores que hace mucho dejaron de creer en ellos les lleva a decir disparates del tipo que ‘se comercializa el cereal sin diferenciar calidades ni distancias del origen del producto’ cuando cualquiera que viva la realidad del campo conoce perfectamente que los precios dependen de la distancia logística a las zonas consumidoras y por supuesto de la calidad del cereal. No cotiza igual una cebada cervecera que una de pienso ni un trigo panificable que uno forrajero. ¿Verdad que no?
Los firmantes de la nota publicada anteayer bajo el título ‘EL TRIBUNAL DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA DEBERÍA INTERVENIR POR LA CONCERTACIÓN DE PRECIOS EN LA COMERCIALIZACION DE CEREALES’ tienen razón en solicitar la intervención de la Comisión Nacional de la Competencia aunque por un motivo equivocado: en España ni ha habido, ni hay, ni habrá pactos sobre precios porque es el propio mercado el que lo impide, ese mercado que ellos intentan continuamente dirigir de forma directa e indirecta y en el que sistemáticamente año tras año hacen a los agricultores equivocarse en sus tomas de decisiones para luego culpar a los que realmente les sacan las castañas del fuego.
Es cierto que la CNC debería intervenir, pero para parar los abusos de organizaciones que pretenden apartar a una parte del sector comercializador del mercado con recomendaciones del tipo ‘insistimos un año más en recomendar a los agricultores la comercialización a través de cooperativas’, con el añadido de la burla que ha supuesto para el sector la reciente concesión ‘a dedo’ a estas entidades de la Red Básica de Almacenamiento Público por parte del FEGA.
Para terminar un par de preguntas para la reflexión:
¿Qué dirían estas mismas “organizaciones” si el FEGA hubiera convocado un concurso abierto a todos los operadores del sector? ¿Y si la concesiones de los silos hubieran sido otorgadas directamente a los almacenistas?
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