La dehesa andaluza, el paradigma de ecosistema sostenible por excelencia, se encuentra al borde de la extinción por la nula rentabilidad de sus producciones. Productores de ovino, caprino, porcino y bovino llevan meses registrando pérdidas en su contabilidad, muchos de ellos se han visto obligados a reducir significativamente sus rebaños cuando no a echar el cierre definitivo a su explotación.
Para colmo de males el corcho, una producción de la dehesa que con su saca alivia cada nueve años los problemas económicos de los propietarios de dehesa, está inmerso en una profunda crisis, con más del 80% de producción de la campaña anterior almacenada y a la espera de compradores.
Andalucía cuenta con un millón de hectáreas de dehesa de las cuales en Córdoba hay más de 250.000 ha en las que vive y se alimenta el cerdo ibérico, ovejas y vacuno de carne. Se trata de un ecosistema sostenible, creado y conservado por la mano del hombre, que tradicionalmente ha invertido en él y lo ha mejorado para garantizar el sustento de sus animales. Sin embargo, la falta de rentabilidad pone fin a la sostenibilidad de este ecosistema, pues si la dehesa no resulta económicamente rentable agricultores y ganaderos terminarán por abandonarla, lo que supondrá el fin de un ecosistema imposible de mantener sin la mano del hombre.
En esta situación es necesario que se tomen medidas urgentes y que se dé un carácter prioritario a la Ley de la Dehesa, en el cajón del olvido desde hace casi cuatro años, cuando inició su andadura con el Pacto Andaluz por la Dehesa, un documento suscrito en 2005 por las Consejerías de Agricultura, Medio Ambiente e Innovación y por la propia Presidencia de la Junta de Andalucía con más de 40 entidades (asociaciones agrarias y empresariales, sindicatos, universidades, asociaciones ecologistas y de consumidores, de cazadores y pescadores, colegios profesionales, etc).
Pese al elevado consenso que alcanzó esta propuesta y pese a los apoyos que concitó Andalucía carece aún de un marco legislativo que ampare a este ecosistema y permita que le lleguen fondos para garantizar su conservación.
ASAJA entiende que éste debe ser un proyecto prioritario para la Consejera de Agricultura, Clara Aguilera, y así se lo ha trasmitido. Agricultores, ganaderos, empresarios forestales y todos los que con su actividad diaria mantienen este ecosistema no pueden seguir esperando.
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