El olivo es un cultivo típicamente mediterráneo, de gran importancia para Andalucía que queda patente en la amplia extensión que ocupa con mas de 1.450.000 has, casi un 33% de la Superficie Agraria Útil de Andalucía, que genera mas del 30% del empleo agrario, censándose mas de 250.000 olivicultores y convirtiéndose en el centro de la actividad económica de mas de 300 municipios, principalmente localizados en las provincias de Jaén, Córdoba , Granada, Málaga y Sevilla. En los municipios de las zonas olivareras de estas provincias el cultivo ocupa más del 50 % de la superficie total de los mismos, manifestándose en muchos casos como monocultivo.
A la gran superficie que ocupa también hay que unir el enorme peso económico que representa en la Producción de la Rama Agraria Andaluza, en la que en el año 2008 ocupa el tercer lugar en importancia, tras las hortalizas y las frutas, aportando aproximadamente el 18 % de la PRA el 21 % de la Producción Vegetal Andaluza y el 20 % de la Renta Agraria.
Se presenta así el olivar, como el principal cultivo generador de empleo agrario en Andalucía, generando más de 14 millones de jornales, principalmente en la campaña de recolección de los que mas de 9 millones se generan en la provincia de Jaén y otros 3.5 millones de jornales en la provincia de Córdoba, para mas de 85.000 y 40.000 trabajadores respectivamente, lo que permite hacernos una idea del poder de este cultivo como elemento fijador de población en el medio rural
Además de su importancia económica y social hemos de añadir su valor medioambiental como elemento de lucha contra la erosión ya que por sus características de cultivo típicamente mediterráneo, el olivo está perfectamente adaptado a condiciones climatológicas y medioambientales adversas, lo que le permite colonizar zonas de gran pendiente y suelos pobres en las que no sería posible la implantación de otra alternativa de cultivo, localizándose más de 511.000 has en parcelas con mas del 15 % de pendiente media, de las que unas 100.000 has se localizan en zonas con pendiente medias superiores al 30 % por esta razón el olivar de sierra se convierte en un elemento de gran importancia social y económica, integrador del paisaje típico andaluz cuyo abandono contribuiría al aumento de la erosión, el deterioro del paisaje y el desarraigo de la población en el medio rural.
El sistema productivo se caracteriza por el pequeño tamaño medio de sus explotaciones (5has) y por la heterogeneidad de la estructura de las mismas. Podemos establecer que el olivar andaluz es claramente minifundista, representando las explotaciones con menos de 5 has mas de 391.000 has, aproximadamente el 27% de la superficie del olivar andaluz.
Según la estructura productiva de las diferentes explotaciones podemos distinguir varios tipos de olivar; olivar de secano de rendimientos bajos; olivar de secano de rendimientos medios; olivar de secano de rendimientos altos y el olivar de regadío.
Un estudio detallado de los costes de producción de los diferentes tipos de olivar con costes de cultivo a mes de Julio 2008 demuestra que éstos se hallan entre los 1.500 €/ha y los 2.500 €/ha a los que aplicándoles precios en origen de octubre de 2.1 €/kg de aceite no serian rentables salvo en el modelo más avanzado de regadío. A los precios actuales de 1.8 €/kg no es rentable ningún olivar, salvo el modelo superintensivo, el cual no representa mas del 15 % de la superficie de olivar de Andalucía. (215.000 has)
En la actualidad el sector atraviesa una subida de los costes de producción, debido a la subida del petróleo en la primera mitad del año, y un descenso de los precios en origen del aceite superior al 30% a lo largo del 2008, ya que si en enero de 2008 las cotizaciones eran de 2.6 €/kg, en enero de 2009 cotiza a 1.8 €/kg, lo que representa una bajada superior a los 0.8 €/kg (130 pts/kg). Estos precios sitúan a gran parte de las explotaciones olivareras por debajo del umbral de rentabilidad.
Con la actitud permisiva y no intervencionista de la Administración ante el oligopolio y el dominio del mercado por parte de los tres grandes grupos empresariales se está fomentando la desaparición del olivar tradicional para favorecer una transformación del cultivo en sistemas superintensivos de plantación, los cuales necesitan la utilización de variedades poco vigorosas (arbequina, arbosana, koroneiki, chiquitita…), abastecimiento suficiente de agua que satisfazcan las necesidades de riego de estos sistemas y una pendiente media no superior al 15 %.
La necesidad de implantar variedades de escaso vigor se debe a la adaptación del olivo a plantaciones de falsa palmeta o plantaciones en seto, ya que un exceso de vigor provocaría el sombreamiento entre líneas reduciendo su productividad y complicando las labores de poda y recolección (tamaño de las vendimiadoras). De generalizarse estos sistemas superintensivos la superficie de las variedades tradicionales como Picual, Manzanilla, Hojiblanca o Lechín se vería considerablemente reducida perjudicándose con ello las Denominaciones de Origen, caracterizadas por la textura y características organolépticas que les confieren las variedades tradicionales de mayor vigor.
Por otro lado las mayores necesidades de abastecimiento de agua para riego y las características orográficas son las principales limitaciones que hacen imposible la implantación de este sistema en más del 75 % de la superficie actual del cultivo.
Diversos estudios recientes mantienen que una mecanización del olivar, mediante la utilización de vibradores supondría una reducción de 4 millones de jornales, que se repartirían en un 37 % en el olivar de secano de rendimientos altos, un 19 % en el olivar de regadío, un 18.5 % en el de secano de rendimientos medios y un 16.6% en el olivar de secano con rendimientos bajos. En términos desagregados la reducción de jornales afectaría más a las explotaciones de mayor tamaño (entre el 47 y el 65%), y en menor medida a las pequeñas explotaciones de estructura familiar (entre 0 y el 23%). Si tenemos en cuenta que los sistemas superintensivos se pueden mecanizar casi en su totalidad (la recolección y la poda se pueden realizar mecánicamente) mediante el uso de vendimiadoras, la reducción de jornales sería casi total, en un momento en el que el sector agrario no puede asumir la mano de obra proveniente de la construcción.
Con la reducción de 0.8 €/kg de aceite que presentan los precios actuales en relación a la campaña pasada y teniendo en cuenta la estimación de producción de la Junta de Andalucía para la presente campaña 2008/2009 podemos ver que los olivicultores andaluces perderían mas de 784 M€ , de los que 400 M€ se perderían en Jaén, 176 M€ en Córdoba y 79 M€ en la provincia de Granada.
Así, la fuerte presión que están ejerciendo los grupos industriales sobre el mercado del aceite de oliva provocará de no intervenir en la regulación del mismo las diferentes Administraciones un fuerte ajuste estructural de las explotaciones olivareras andaluzas, las cuales recordemos que hasta la fecha han sido las más competitivas del mundo.
Este ajuste provocará no sólo el aumento del tamaño medio de las explotaciones, sino también un cambio varietal, con implantación de variedades catalanas y griegas de escaso vigor, a su vez llevará al abandono de los olivares situados en zonas de pendiente que incapaces de competir con el sistema superintensivo se verán advocados al arranque dejando desprotegidas mas de 250.000 has, sin otra posible alternativa, aumentando con ello el efecto de la desertización, tan combatido por todos en los últimos años.
La reestructuración y mecanización del sector se debe realizar en aquellas zonas en las que esta sea posible por la disponibilidad de agua y las características del terreno, que permita la reducción de costes y el aumento de competitividad, pero sin olvidar el carácter del sector olivarero como sector refugio de empleo, que tan de manifiesto se está poniendo ahora con la situación de crisis en el sector inmobiliario.
Tras la entrada en vigor de la última reforma y la implantación del pago único se dejó de recibir ayuda por Kg producido y se paso a la concesión de subsidios por superficie en aquellos términos municipales que tuvieran más del 80 % de su SAU plantada de olivar o donde el cultivo fuese de gran importancia social y económica , dejando sin utilidad todos los instrumentos que la Administración del Estado había creado para el control de las declaraciones de producción, como la Agencia del Aceite de Oliva , pasando ahora a ser un organismo autónomo del Ministerio, cuya función será la de obtener los datos de base que integran el Sistema de Información de Mercados de las entidades que conforman el sector, principalmente almazaras y envasadores, mediante el control de las declaraciones de producción y exportaciones e importaciones.
El control que ejerce la Agencia se centra sobre todo en la actividad productiva de las almazaras, en las declaraciones de entradas y salidas que cada operador debe de realizar a la Agencia, pero un control mayor y más pormenorizado de los movimientos industriales de los grandes grupos aumentaría la transparencia del mercado.
Por otro lado la desaparición de la figura del corredor o intermediario, ha provocado un aumento las ventas directas entre las almazaras y las industrias en lo que se asemeja a una subasta inversa. Los grupos productores venden directamente a las cadenas distribuidoras a la baja, con el fin de darle salida a su producto.
La creación del mercado de futuros MFAO , sin la presencia del sector productor, donde los principales accionistas son las entidades financieras que apoyan a los grandes grupos industriales y estos mismos que actúan como operadores del mercado, ha sido utilizada como un instrumento para, comprándose y vendiéndose contratos entre ellos, fijar los precios que sirven de referencia para el mercado.
Ante la actual situación de crisis, desde COAG pensamos que se hace necesaria la adopción de una serie de medidas que permitan la remuneración justa del sector productor del aceite de oliva. Las principales medidas a proponer son:
• La actualización del sistema de Intervención de mercados del aceite de oliva, regulado por el Reglamento 2153/2005 , relativo al régimen de ayudas al almacenamiento privado.
En el momento actual se hace necesaria la protección de los olivicultores por parte de la Administración mediante la intervención de mercados, tan perseguida por la Comisión Europea en sus teorías neoliberales que, sin embargo, no duda intervenir en el sector financiero. Sector financiero que financia a los grandes grupos industriales.
La actualización y articulación de subvenciones que permitan la realización de contratos de almacenamiento privado es una medida que ya contempla la OCM de Grasas Vegetales, para posibilitar la retirada del mercado de producto cuando el mercado presente perturbaciones graves. El problema es que este mecanismo se ha quedado obsoleto al estar basado en precios de la campaña 1997/1998.
En la actualidad sólo se permite la entrada de funcionamiento de la intervención del aceite de oliva cuando el precio de mercado se encuentre durante mas de dos semanas por debajo de los siguientes precios; 1.779 €/Tm para el aceite virgen extra, 1.710 €/Tm para el virgen y 1.524 €/Tm para el aceite lampante.
• El establecimiento de un sistema de financiación y control de las existencias que cada campaña conforman el llamado stock de enlace, permitiría la disposición por parte de las almazaras y cooperativas de liquidez con la que facilitar a sus socios la contratación y pago de los gastos de recolección.
• La exigencia por parte de la Interprofesional a la Agencia del Aceite de Oliva de los datos de movimientos pormenorizados de la industria.
El aumento del control de la Agencia del Aceite de Oliva sobre el sector industrial mediante la obtención pormenorizada de datos de entradas y salidas y el aumento de los controles sobre los grupos industriales y no sólo sobre las existencias y movimientos de aceite de oliva sino también de las importaciones, entradas y salidas de los aceites de semillas aumentaría la transparencia de los mercados y permitiría la realización del principal objetivo de la Agencia.
• La defensa y apoyo por parte de la Administración de la calidad de nuestros aceites mediante la defensa y mantenimiento de las características de nuestro aceite a través de la protección de las Denominaciones de Origen y de las estructuras tradicionales del cultivo del olivar.
• El fomento por parte de la Administración de la concentración de la oferta mediante la creación de grupos productores.
En Jaén, a 20 de marzo 2009
COAG Andalucía
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