Con las bajas temperaturas, los pezones de las vacas lecheras pueden agrietarse, con lo que se vuelven más susceptibles a la mastitis. La piel dañada favorece la colonización por Staphylococcus aureus y por tanto, el riesgo a la mastitis. De acuerdo con el especialista lácteo Alvaro García, de la Universidad de Dakota del Sur (EEUU), el uso tras el ordeño, de desinfectantes de pezones es la práctica más sencilla y efectiva para reducir la incidencia de mastitis.
Se ha demostrado que un baño para pezones que contenga un 1% de yodo y un 10% de glicerina puede reducir el número de infecciones intramamarias causadas por S. aureus en cerca del 90%. Para reducir la colonización de la piel es importante que después de rociar el pezón con la solución, éste se seque antes de que la vaca salga de la sala de ordeño y que el pezón quede expuesto al frío.
García recomienda la utilización de guantes desechables durante el proceso de ordeño debido a la naturaleza contagiosa de la bacteria. Ahorrar en un par de guantes desechables, cuyo coste no supera los 30 céntimos de euro, puede conducir a contagiar a una vaca de mastitis, lo que acarrearía un coste de 153 €. A pesar de estos datos, solo la mitad de las explotaciones lácteas de EEUU los utilizan.
También hay otras medidas adicionales que se deberían tomar para reducir la incidencia de mastitis. Las vacas con mastitis de S. aureus deberían ser ordeñadas al final del turno de ordeño y en una unidad de ordeño separada. Según García, solo un tercio de las explotaciones lácteas de EEUU toman este tipo de precauciones. Según los datos de 2007 del Sistema de control de sanidad animal de EEUU, la mastitis afecta al 43% de las explotaciones lácteas de EEUU, prevalencia que no parece estar influenciada ni por el tamaño del rebaño ni por la localización.
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