Científicos de la Universidad de Santa Bárbara (California) han descubierto un mecanismo molecular que podría explicar el efecto protector de las hortalizas de la familia de las crucíferas (brécol, coliflor, coles etc) frente al cáncer de mama.
Las crucíferas contienen unos compuestos denominados isotiocianatos y dentro de estos el sulforafano, particularmente abundante en el brécol, que en experimentos de laboratorio ha mostrado reducir la incidencia y la velocidad de crecimiento de tumores inducidos en animales, así como en cultivos de células cancerosas humanas, favoreciendo su muerte celular.
Los investigadores han descubierto que el sulforafano actúa de una manera similar a los fármacos taxol y vincristina, inhibiendo la división celular durante la mitosis, el proceso en el que se duplican los cromosomas, previo a la multiplicación celular.
El sulforafano interfiere concretamente en la formación de los microtúbulos que utiliza la célula para separar los cromosomas, igual que algunos fármacos anticancerígenos, pero con la ventaja de tener unos efectos tóxicos mucho menores.
El sulforafano tendría además de un efecto preventivo al inhibir la proliferación de las células precancerosas, la posibilidad de ser utilizado combinado con fármacos para combatir tumores ya desarrollados, con una menor toxicidad que la quimioterapia convencional.
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