El Panel de Aditivos de la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos (EFSA) considera que las cepas de bacterias que tienen una resistencia adquirida a los antimicrobianos no deberían ser utilizadas como aditivos para la alimentación animal, a no ser que pueda demostrarse que es resultado de una mutación cromosómica. Cuando la resistencia se adquiere de una cepa que pertenece a un grupo taxonómico naturalmente susceptible a un antimicrobiano, el nivel de riesgo de transferencia es más elevado que los asociados con resistencia intrínseca.
La resistencia a un antimicrobiano dado puede ser inherente a una especie o género de bacteria (resistencia intrínseca o natural) o adquirida a través de una ganancia de ADN exógeno o por mutación de los propios genes.
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