El crecimiento de los ingresos unido al aumento de la población y al cambio de la dieta en la mayor parte de los países en desarrollo va a provocar, a medio plazo, unos elevados niveles de consumo y comercio de las carnes. No obstante, ciertas restricciones en la producción en varios países conducirá a que el consumo crezca más rápido que la producción, por lo que habrá una mayor dependencia en las importaciones de carne y por tanto, se abrirán más oportunidades a la exportación, especialmente de los países de América Latina que tienen bajos costes de producción. Estas son las estimaciones recogidas en el informe recientemente publicado por la Comisión Europea sobre “Perspectivas de los mercados agrarios 2007-2014”.
En el caso del vacuno, se producirá un aumento del comercio como consecuencia del aumento de ingresos y de población en Egipto, México y Filipinas, así como por la recuperación de la confianza en este tipo de carne tras la crisis de la EEB en Japón y Corea del Sur. Desde el punto de vista de la exportación, Brasil será el país que absorba prácticamente la totalidad del aumento de exportaciones.
En relación con el porcino, el comercio de este tipo de carne es previsible que mantenga una continua expansión a medio plazo, dirigida por la fuerte demanda de importaciones de Corea del Sur, Taiwán, China y México. Brasil será capaz de aumentar su presencia en los mercados exteriores sensibles al precio y menos exigentes en relación con la fiebre aftosa, gracias al crecimiento de la productividad, la favorable situación doméstica y la depreciación de la moneda.
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