La situación del sector ovino en Francia, como en el resto de los países productores de la UE, es muy preocupante. Todas las estimaciones apuntan a una caída importante tanto de ganaderos como de censo. En el caso de Francia, según una estimación de su Instituto de producción ganadera, se podrían perder la mitad de los productores de ovino de carne de aquí a 2012, lo que supondría una pérdida de 800.000 ovejas, según publica el Boletín Exterior del MAPA.
El Senado francés acaba de publicar un informe sobre el sector ovino en Francia, con el título de “Regresemos a nuestras ovejas: un imperativo para nuestros territorios y nuestro país”. En dicho informe se destaca que la producción de carne ovina posee ventajas evidentes en términos económicos, sociales y medioambientales, dado que permite el mantenimiento de espacios a menudo frágiles que, en otro caso, se convertirían en eriales.
Es un sector lleno de paradojas. Al no tener relevo generacional, la producción de carne de cordero en Francia está disminuyendo y no permite hacer frente a la demanda interna, obligando a Francia a importar el 54% de su consumo. No obstante, Francia cuenta con suficiente territorio y recursos para que la producción interna satisficiera totalmente la demanda.
Además, las ayudas al sector en el ámbito del primer pilar son mucho mayores a las de otros sectores, mientras que sus resultados están entre los menos favorables del conjunto de sectores primarios. Asimismo, los ingresos económicos de los ganaderos son actualmente, y desde hace mucho tiempo, de los más bajos del sector agrícola, mientras que los precios de venta de la carne ovina están entre los más elevados.
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