El mercado británico de productos “orgánicos” (“bio” o “ecológicos”) está afrontando un grave problema de falta de suministro de producción local, enfrentándose con el mensaje de la campaña a favor de los productos locales “Food for miles” que trata de favorecer a la producción nacional frente a la importada, argumentando la huella ecológica del consumo energético por el transporte y su impacto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero.
La ideología de la producción y alimentación “bio” excluyen la utilización de productos químicos “de síntesis” (salvo excepciones), la biotecnología, irradiación de los alimentos, y otras prácticas, por no considerarlas “naturales”. Sin embargo, no especifican nada sobre el transporte. Un producto puede ser “bio” habiéndose producido a miles de kilómetros, con un considerable impacto medioambiental por su transporte. La realidad es que muchos países del bienestante mundo desarrollado que es donde se da la mayor parte del consumo de alimentos “bio” por poder pagar su sobreprecio, son deficitarios en este tipo de productos y necesitan importarlos.
Otro grave problema que ha aparecido recientemente para este tipo de productos es el incremento del precio de los alimentos en general, que ha hecho que el consumidor sea más reacio a pagar aun más que los alimentos convencionales, ya de por sí mucho más caros que hace unos meses.
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