Una investigación llevada a cabo por el Departamento de Agricultura de EEUU ha puesto de manifiesto que si se calienta el calostro procedente de vacas afectadas por la enfermedad de Johne, la incidencia en los terneros es menor que si no se caliente, aunque dicho tratamiento no evita que algunos terneros tratados con calostro calentado sigan contrayendo la enfermedad.
En el estudio se tomaron terneros que nacieron de vacas infectadas de la enfermedad de Johne de forma natural. Los terneros se separaron en dos grupos en el momento del nacimiento. En un grupo, los terneros recibieron calostro de sus madres, después, durante 3 semanas recibieron leche de sus madres. En otro grupo, los terneros recibieron calostro calentado, mezclado de varias procedencias, seguido de 3 semanas de alimentación a base de reemplazador lácteo. El calostro se calentó a 65ºC durante 30 minutos.
Al año de edad, los investigadores sacrificaron a los 11 animales que participaban en el estudio. Recogieron tejidos que cultivaron para la detección del organismo que causa la enfermedad de Johne. De las muestras de los terneros alimentados con calostro crudo, el 87,5% fueron positivas. Por el contrario, solo el 56% de las muestras fueron positivas en el grupo que tomaron el calostro calentado. Los terneros alimentados con calostro de vacas infectadas por la enfermedad de Johne pueden infectarse, incluso si el calostro ha sido calentado.
Los terneros alimentados con calostro crudo tienen una respuesta inmune más elevada indica que se han expuesto a mar organismos que los terneros alimentados con calostro calentado. Para minimizar la exposición a la enfermedad es recomendable alimentar a los terneros con calostro de vacas libres de la misma y utilizar medidas preventivas.
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