Ciudad Real 21 de noviembre de 2007.- La presidenta nacional de la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR), Lola Merino, interviene mañana jueves 22 de noviembre en el I Congreso Nacional organizado por la Red Araña bajo el título “La realidad del mercado de trabajo. Evolución y tendencias” en el Centro Asociado de la UNED de Madrid.
“La invisibilidad de la mujer rural en el empleo” es el tema que abordará Merino junto a otras expertas en la materia como es el caso de Alicia Garrido Luque, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y profesora de la Universidad Complutense de Madrid; Elvira González Gago, directora del Centro de Estudios Económicos; o Carmen Braña, de la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACU).
Esta mesa redonda se complementa de manera simultánea con el tratamiento de otros temas como la “Conciliación de la vida personal y laboral” y la participación de las mujeres en la toma de decisiones bajo el título “Rompiendo el techo de cristal”.
La presidenta de AMFAR, Lola Merino aprovechará la ocasión para recordar que “una de las máximas de esta federación es la inclusión de las contribuciones mercantiles y no mercantiles generadas por las mujeres rurales, en los cómputos nacionales de renta y Producto Nacional Bruto”. La falta de reconocimiento del trabajo realizado por las mujeres rurales y su valoración están contribuyendo a “la invisibilidad y su tratamiento como economía sumergida”, subraya Merino.
Mujer rural y empleo
En España viven casi 5 millones de mujeres rurales que representan el 15% de la sociedad española, según datos del INE. De estos cinco millones, el 38% está fuera del mercado laboral, bien porque son jóvenes (13%) o porque están fuera de la actividad laboral por jubilación (25%).
Por otra parte, la tasa de ocupación de la mujer rural es tan sólo del 39,08%. El sector servicios da trabajo al 70% de las mujeres rurales, seguido de industria con un 17%, la agricultura con un 10% y por último, la construcción con un escaso 2%.
Mujer y Agricultura
La titularidad de la explotación agraria se le atribuye a la mujer en uno de cada cuatro casos. Según el ministerio de Agricultura, 750.000 mujeres trabajan como mano de obra familiar en la actividad agraria, pero su trabajo no computa en las estadísticas ni genera derechos sociales.
Estas mujeres están dedicando un total de 770 millones de horas anuales a los trabajos agrícolas y ganaderos de las que el 77,9% no son retribuidas. Además, el 59% de ellas no cotiza a la Seguridad Social, ni tiene reconocimiento a ningún nivel. “Todo esto convierte a la mujer rural en un colectivo especialmente vulnerable en caso de divorcio o de muerte del cónyuge, porque en este caso solamente disfrutaría de los derechos derivados de su condición de familiar”, resalta Merino.
En el mundo rural el número de mujeres que eligen el autoempleo como salida laboral va en aumento. Sin embargo, los impedimentos para conciliar la vida profesional y familiar de las trabajadoras –por cuenta propia o ajena- son mayores que en las ciudades, ya que las infraestructuras y los servicios sociales son menores en las zonas rurales, a pesar de que su población muestra desde hace años una clara tendencia al envejecimiento que hace necesario intensificar la inversión en aumentar la cobertura asistencial.
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