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Agricultura, Alimentación y Sociedad. Discurso de Ricardo Serra, presidente de ASAJA-Sevilla en el Club Antares

12/11/2007

Señores y señoras, queridos amigos:

En el 2007 hemos cumplido treinta años desde la fundación de ASAJA. A lo largo de este año hemos realizado una serie de eventos y también jornadas de reflexión con los distintos órganos de gobierno de la asociación, con el objetivo de tener un debate abierto sobre la situación de nuestra agricultura y ganadería.

Vivimos en un mundo cada vez más global, en el que lo que ocurre en cualquier parte, tiene trascendencia sobre nuestra actividad, con modelos agrícolas radicalmente distintos, con estructuras de producción distintas, costes salariales enormemente diferentes y todo ello compitiendo, tras la sucesiva desaparición de las fronteras comerciales en un mismo mercado. No hay más que acudir a cualquier comercio para comprobar la presencia de productos, también perecederos, de países, incluso continentes, lejanos.

El pasado año 2006, por primera vez en la historia de la humanidad, el número de habitantes de las áreas urbanas superó a los de la zona rural.

En los países desarrollados, esta migración interna, del campo a la ciudad, se realizó mucho antes. El alejamiento de lo rural lleva a la incomprensión de la actividad agraria.

En Europa esto ha sido crítico. Tras la guerra, la prioridad era conseguir alimentos en cantidad y calidad a un precio razonable, lo que se reflejaba en el tratado fundacional. Conseguido el objetivo, todos parecieron olvidar las penurias del pasado, y poco a poco, se ha ido creando una corriente de opinión contraria al sostenimiento de la agricultura comunitaria, abogando abiertamente por la desaparición de lo que conocemos como la PAC.

Este hecho y las presiones ejercidas por los grandes exportadores agrarios mundiales en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), sirvieron de justificación para sucesivas reformas que implicaban un desmantelamiento del sistema, tal como fue inicialmente concebido.

La verdad es que la presión ha sido tan intensa que ha llegado a calar incluso en el mismo colectivo agrario, creando un estado de incertidumbre incluso de pesimismo.

Una de las conclusiones más relevantes de las anteriormente citadas jornadas de reflexión, era la necesidad de hacer un esfuerzo de comunicación para explicar por qué es necesario mantener y apoyar la actividad agraria en la Europa del siglo XXI.

Y también las preguntas que todos pública y privadamente nos hacemos:

¿Cuál es el futuro de la agricultura y ganadería en una sociedad desarrollada como la nuestra?

¿Deben la Unión Europea mantener y apoyar un sector agrario activo?

¿Qué consecuencias podría tener el desmantelamiento progresivo de la actividad agraria?

¿Qué papel tiene la actividad agraria en los retos de la sociedad del siglo XXI? ¿Cuáles son estos retos?

El primer gran reto: La Alimentación

Según Naciones Unidas, en su estudio de prospectiva de la evolución de la población mundial, pasaremos de 6.500 millones de habitantes a 9.500 en el 2050. Es decir, en poco más de 40 años, la población mundial se habrá incrementado en 3000 millones.
El incremento se producirá fundamentalmente en los países en vías de desarrollo. La mitad de este incremento lo acaparan 5 países: India (22%), Pakistán, Nigeria, Bangla Desh, y, finalmente, EEUU (4%).

Actualmente, una de cada seis personas que viven en lo países en zonas de desarrollo siguen padeciendo desnutrición. En el mundo hay 854 millones de personas subnutridas.

Si acudimos a las modalidades de alimentación, la principal fuente de calorías en estos países en desarrollo se basa en cereales básicos, como arroz o maíz, frente a la leche, carne, trigo panificable, característico de las zonas desarrolladas.

Si como es de esperar mejora la situación en los países en vías de desarrollo, cambiarán sus hábitos alimentarios al estilo de las zonas desarrolladas, aumentando el consumo de carne y lácteos, lo que implica un incremento de las necesidades de los cereales dedicados al cebo de animales y producción de leche.

No hay que olvidar el tirón de China y su espectacular crecimiento, que, junto con India, son los responsables del incremento de la demanda de los últimos años, con una economía a ritmo de crecimiento sostenido del entorno del 10% anual.

¿Hay posibilidades de crecimiento de la oferta para adecuarse a la demanda?

Según el comité de seguridad alimentaria de la FAO (Organismo de la Naciones unidas para la alimentación y la agricultura), puede esperarse un crecimiento moderado de la oferta, basado en la estabilización de la producción en países desarrollados, crecimiento alto en los en vía de desarrollo, que aún están lejos de su techo productivo, debido sobre todo a la mejora tecnológica y utilización de la biotecnología.

Pero también es previsible un recorte de la producción agraria en China, debido la disminución de activos dedicados a la agricultura (más de 450 millones), con posible abandono de zonas marginales de cultivo para dedicarse a otra actividad.

Para medir la disponibilidad y estabilidad de los suministros, el citado comité de la FAO utiliza cinco indicadores de la situación mundial de los cereales:

1.- Relación entre stock de una campaña y el consumo siguiente:

22.9% en 2004%, 22.8% en 2005, 19.4 en 2006, frente a índices habituales al 28 % de la década anterior.

2.-Capacidad de exportación de los cinco mayores países, entre los que se encuentran EEUU y la UE:
(stock + producción + importación)/consumo + exportaciones.

1.36/2004.
1.34/2005.
1.19/2006.

3.- Capacidad de enlace de campaña:

Es decir existencias finales / consumo interno + exportaciones:

0.22/2004.
0.23/2005.
0.14/2006.

4.- Oferta mundial de cereales

+9.2% en 2004.
-1% en 2005.
-2.7% en 2006.

5.-Finalmente, la evolución de los precios, a nivel de comercio mundial, conocidos por todos.

Todo lo anterior indica la posibilidad de tensiones de mercado en los próximos años, especialmente si como consecuencia de adversidades climáticas se producen bajas producciones, tal como ocurrió el año pasado en zonas productoras como Australia o el este europeo. La realidad es que el colchón de reservas para hacer frente a estas eventualidades ha disminuido considerablemente, y de ahí que los especialistas auguren precios de los grandes cultivos al alza en los próximos años tal como ha sucedido en el actual.

El segundo gran reto: La Energía.

Nuestro sistema de desarrollo está basado en energías no renovables, al margen de consideraciones ambientales a las que me referiré más tarde. Obviamente es necesario un cambio de sistema. Una parte importante de ese cambio se basa en la utilización de biocarburantes. La UE ha fijado una serie de objetivos dentro de su política energética:

Estrategia europea sobre carburantes:

– Sustitución en el consumo de transporte para el 2010: 5.75% en bioetanol y biodiesel.

– Plan de acción de biomasa:

Disminuir el consumo de combustibles fósiles, sustituyéndolos por el uso de la biomasa para producción de calor, electricidad y energía para transporte.

Posteriormente se produjo un ambicioso acuerdo en la Cumbre de Jefes de Estado de 7 y 8 de marzo del 2007:

Objetivos para el 2020:

-10% de consumo de transporte en biocarburantes.
-20% consumo de energías en energías renovables.
-30% reducción gases GEI (de efecto invernadero).
-30% eficiencia energética.

¿Cuáles son las repercusiones de ese acuerdo?

-2006 dedicamos: – a biodiesel: 2.1millones de ha.
– a bioetanol: 1 millón de ha.

En total, 3.1 millones de has el 2.7 % de la sau (superficie agraria útil).

Para cumplir con el objetivo de la cumbre necesitaremos en total unos 17.5 millones de has, es decir, más que cinco veces la actual, aproximadamente el 15.4% de la sau europea. Esto sólo para cumplir el objetivo de los biocarburantes, a lo que deberemos añadir las demandas derivadas de los demás objetivos.

La predicción a nivel mundial es más difícilmente calculable y dependerá de las políticas que desarrollen lo distintos países.

En EEUU, por ejemplo, se ha impulsado la producción de etanol en los últimos años con el objetivo de alcanzar la cifra de 156 millones de litros para el 2012, aunque previsiblemente se conseguirán antes. Esto ha producido cambios en los usos de la tierra, aumentando en 6 millones de hectáreas el cultivo del maíz para uso energético en detrimento de la soja y algodón. En cualquier caso, los análisis de prospectiva a nivel mundial para la utilización de tierras con destino a biocarburantes, dan una horquilla de entre el 4 y 7 % de la sau mundial frente a el escaso 1 % de la actualidad.

Hay que señalar que, tal como van desarrollándose los acontecimientos y ante la escalada de los precios del crudo, se pueden producir incrementos espectaculares, pues todo lo anterior se basa en cálculos a 28 dólares el barril frente a los cercanos a 100 de la actualidad.

Además de lo anterior habrá que incluir las superficies dedicadas a los llamados 2ª generación, los lignocelulósicos, en vías de desarrollo, y que superadas las dificultades técnicas, son la gran esperanza energética.

ASAJA-Sevilla participa en el Proyecto IDEA: Investigación y Desarrollo Del Etanol Para Transporte, con tres objetivos:

– Mejorar las variedades actuales.
– Investigar lignocelulosicos.
– Investigar variedades biotecnológicas para el desarrollo de cultivos agroenergéticos.

ASAJA coordina la parte agraria, en colaboración con 25 sociedades anónimas entre las que se encuentra ABENGOA, SYNGENTA, CEPSA y 30 entidades de investigación pública como la Universidad politécnica de Madrid.

El tercer gran reto: El medio ambiente

La preocupación sobre el deterioro ambiental es creciente en la sociedad desarrollada que vivimos. La expresión más oída en los últimos tiempos es “el cambio climático”. Sus orígenes y sus consecuencias han hecho correr ríos de tinta y me temo que seguirá.

Con independencia de la valoración sobre la gravedad del tema y sus consecuencias más o menos inmediatas, el hecho indiscutible es que desde los inicios de la era industrial, es decir, desde que utilizamos combustibles fósiles como base de nuestro desarrollo energético, la concentración de CO2 en la atmósfera medido en partes por millón, se ha disparado, pasando de 280 a más de 360 y subiendo. Es decir, en un plazo de no más de 100 años ha cambiado más que en los 15.000 años anteriores.

Citando al catedrático Ruiz Elvira en su reciente conferencia “Cambio Climático y Agricultura” (ICAM) “cada vez que arrancamos un coche, encendemos un ordenador, ponemos la calefacción, quemamos un trozo de nuestro futuro, al generar un cambio veinte veces más rápido que los cambios naturales anteriores”. Siguiendo con su exposición, la única manera de contrarrestar la situación es utilizar la fotosíntesis, es decir, las plantas y su capacidad de invertir el proceso fijando CO2 de la atmósfera. Nuestros campos de cultivo, bosques, dehesas etc. constituyen sumideros de carbono de la atmósfera y lo hace de forma más intensa en cultivos de alto rendimiento como el regadío.

El cuarto gran reto: como parte del anterior: El Agua

El agua se ha convertido en el oro líquido del siglo XXI. Nadie concibe que en nuestra vida diaria no tengamos un grifo que al abrirlo no satisfaga de manera inmediata nuestras necesidades. Lamentable es la situación del tercer mundo que no hemos de olvidar, donde el objetivo diario de conseguir agua potable es un esfuerzo heroico, pero que queda fuera del contexto de hoy.

Si es necesario contar con agua de forma permanente para nuestras necesidades básicas, tanto más lo es para nuestra industria, nuestro sector servicio y especialmente para nuestra agricultura y medio ambiente, que dadas las características de nuestro clima, es un componente esencial de la producción agraria. Sin contar con el recurso agua de forma garantizada, es imposible mantener un sistema productivo, competitivo generador de riqueza y de estructuración del territorio.

Los datos son elocuentes: con el 22 % de la superficie agraria de Andalucía se genera el 60 % de la Producción Final Agraria, el 50 % del empleo agrario y el 15 % del total autonómico, eso sin considerar el sector agroalimentario dependiente. Además, una hectárea de regadío puede llegar a fijar hasta 43 toneladas de CO2 ambiental, el doble de una hectárea de bosque.

El regadío, contribuye a estructurar el territorio fijando población en las zonas. Produce gran cantidad de externalidades positivas.

La situación de déficit permanente en que vivimos es probablemente uno de los principales escollos del desarrollo agrario andaluz. La llamada “nueva cultura del agua”, que pretende que la solución a los problemas del déficit vendrá sólo por la mejora de la gestión, por importante que sea ésta, es sencillamente utópica. Mas allá de la discusión sobre quién tiene las competencias, lo importante es adecuar nuestras capacidades a la demanda existente, por supuesto mejorando a la vez la gestión e infraestructuras. Pero como se ha dicho muchas veces, gestionar la nada es sencillamente absurdo.

Con un sistema regable eficaz y que garantice la demanda, podremos tener agricultura de riego con las externalidades positivas que se derivan, con un sistema instalado en el déficit permanente. Sin la búsqueda de soluciones a medio y largo plazo, dependiendo de la bondad del año meteorológico, es imposible consolidar un sistema económico.

El quinto gran reto: La Biodiversidad

Vivimos en un territorio profundamente modificado por la acción de hombre. A lo largo de miles de años, la actividad humana ha ido modelando el hábitat, de manera que en la actualidad, la interdependencia entre la actividad humana y la naturaleza es total en las zonas desarrolladas. La visión idílica de dejar que el ecosistema se auto conserve es, además de pueril, peligrosa.

Un ejemplo: La dehesa no es un ecosistema virgen, es la adaptación del bosque mediterráneo a la actividad humana. Durante miles de años, ésta ha mantenido el sistema.

¿Qué pasa si en la Sierra Norte de Sevilla, a consecuencia de la fiebre catarral ovina (lengua azul), la ya precaria situación de los ganaderos les lleva al abandono total de su actividad? El problema no es simplemente la ruina de varios cientos de familias, siendo éste ya un problema, es que además la ausencia de pastoreo y mantenimiento del monte nos conducirá más temprano que tarde al fuego, y por tanto, a la desaparición de un ecosistema milenario.

Esta misma línea de interdependencia existe entre el Parque nacional de Doñana y el cultivo del arroz. ¿Existiría hoy Doñana sin el cinturón de protección que ha sido el arroz? 35.000 hectáreas de cultivo inundadas protegen y alimentan la avifauna del parque.

El mundo rural que hoy conocemos es consecuencia de la interacción entre el hombre y su entorno. Para conservarlo es imprescindible conservar la actividad y hacerla compatible. En lo que hoy se conoce como sostenibilidad, las limitaciones de uso han de ser compensadas para hacer posible el mantenimiento del sistema.

Pero esto es aplicable a toda la zona rural. Si no hacemos posible la vida en nuestros pueblos con niveles de renta razonable, se producirá una migración masiva a las ciudades, lo que ya está ocurriendo en otras partes de España. ¿Quién conservará este desierto?

Conclusiones:

Si recapitulamos sobre todo lo anterior, en el futuro inmediato:

– Necesitaremos más alimentos en cantidad y calidad para satisfacer una población creciente.

– Tendremos que dedicar una parte importante de nuestros recursos para producción de energías renovables que sustituyan, al menos en parte, a los carburantes tradicionales, primero por el encarecimiento de estos, que ya es un hecho, y después por su progresivo agotamiento, lo cual, al margen de las reservas existentes, ocurrirá.

– Tendremos que dedicar recursos a disminuir la emisión de gases con efecto invernadero, incluso a invertir la tendencia de los últimos años. Cumplir con Kyoto, las plantas y su capacidad de fijación de CO2, son hoy la única alternativa.

Para mantener la biodiversidad en un ambiente claramente dependiente de la actividad humana como el que vivimos, tendremos que gestionar un territorio de forma sostenible. Sin actividad agraria, ganadera y silvícola, el futuro de nuestras zonas rurales (regadío campiñas, dehesas, monte tradicional,…) es imposible.

En definitiva, mantener un sistema productivo potente, eficaz y sostenible, utilizando mejor nuestros recursos, lo que implica disponer de agua suficiente, que no lo pongan en riesgo año sí y otro también.

¿Qué pasa con las nuevas tecnologías como la biotecnología? Seguirá Europa manteniendo la absurda moratoria basada en el principio de precaución, es decir, no producir pero sí comprar, cuando en el resto del mundo se han superado ya más de 100 millones de hectáreas, el doble de la superficie de todo el territorio español, con un crecimiento anual sostenido que ronda la veintena, y por tanto, perdiendo el tren de la que sin duda será la gran revolución del siglo XXI.

Mejores plantas en su composición alimentaria.
Más eficaces en las necesidades de agua y nutrientes.
Más resistentes a plagas y enfermedades.
Diseñadas para cubrir necesidades concretas.

¿Qué hacen nuestras autoridades autonómicas, nacionales y europeas para afrontar los grandes retos?

Está claro que la sociedad europea y los políticos europeos no valoran suficientemente el sector agrario. El coste total de la tan criticada PAC es del 0.4 % del PIB de la UE, y todavía hay quien en su ignorancia lo critica, siendo la única política realmente común e indiscutiblemente el eje central de la Europa del bienestar que hoy conocemos.

Creo firmemente que el año 2007 será el año en el que cambiará la actual tendencia. El encarecimiento progresivo de los cereales, las constantes referencias en prensa al cambio climático, el desorbitado precio de los crudos y su dependencia de zonas de conflicto, … están provocando que, después de años de crítica feroz por parte de muchos gurús desde la ignorancia, y ante la evidencia de los hechos, se ponga en valor la importancia de lo agrario, y el estilo de la administración americana: recordemos a G. Bush en el discurso del Estado de la Nación defendiendo la Farm Bill (ley agraria) ya en el 2005: “Lo que es importante para los agricultores americanos es importante para América”.

Es urgente que surjan en Europa voces que proponga un cambio de actitud, con el liderazgo necesario para cambiar la tendencia; de hecho, ya están surgiendo.

A modo de ejemplo les citaré a Sarkozy, presidente de Francia, en un reciente discurso en Rennes el pasado 11 de septiembre:

“Resulta que la agricultura en Europa, constituye el núcleo central de los desafíos del siglo XXI. La agricultura no es algo que se añore, no es solamente una tradición. La agricultura no representa el pasado; la agricultura está en el centro de los retos que debe superar el planeta durante este siglo: el reto alimentario, el reto medioambiental y el reto energético, en cuyo centro se encuentra la agricultura y que nos dan tres motivos para confiar en su futuro”.

Y sigue más adelante:

“Quiero construir una agricultura de primer orden en Francia y en Europa.

Por razones de independencia y de seguridad alimentaria: el abastecimiento de los europeos no puede depender de países extranjeros expuestos por lo demás a crisis alimentarias o a variaciones climáticas sobre las que no tenemos ningún control.

Por razones económicas: (y aquí da una serie de datos sobre la agricultura francesa y su capacidad exportadora).

Por razones de equilibrio territorial. Creo sinceramente y afirmo que un mundo rural en el cual se dejase de producir sería un mundo condenado. El turismo es algo extraordinario. Pero no existe turismo en regiones donde ya no hay producción ni actividad económica. No se trata de elegir entre turismo y producción. Se trata de producción y turismo. Sin producción, ya no queda nada.

Y por último, por razones medioambientales: La urgencia del calentamiento climático, exige que progresemos rápidamente en las energías renovables”.

Ojalá que cunda el ejemplo entre nuestros políticos.

En definitiva, creo que hoy mantener nuestro sistema productivo es más necesario que nunca, y la respuesta a las preguntas del principio de mi intervención, es que la actividad agraria en toda su amplitud (agricultura, ganadería, selvicultura) son para Europa la mejor estrategia para afrontar los grandes retos de la sociedad actual.

Sevilla, 8 de noviembre de 2007

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