La luz es el factor que más activa la infertilidad estacional en las cerdas. Se cree que tiene un efecto en una compleja cadena de hormonas que cierran el sistema reproductivo, de acuerdo con la información proporcionada por el Servicio británico de Enfermedades Animales. Parece probable que en un verano con bajos niveles de luz, se adelante el período de fertilidad de las cerdas, a medida que la longitud del día empieza a decrecer. En consecuencia, tras veranos poco luminosos, la fertilidad de la cerdas es más alta y se produce antes.
La variación de temperaturas entre el día y la noche tiende a incrementarse durante el otoño. El cerdo no tiene un buen control de su temperatura corporal y se produce un efecto de enfriamiento cuando tras un día cálido se produce una noche fría, conduciendo a un déficit de azúcar en sangre. Esto tiene el efecto de reducir los niveles que se liberan de insulina, el cual es desencadenante del ciclo reproductivo. Por tanto, cuanto mayor es la diferencia de temperatura, mayor es la posible infertilidad estacional.
Los cerdos salvajes crían de forma estacional y no están adaptados a tener cría en invierno.
NADIS recomienda una luz natural mínima, que permite mejor controlar los patrones de luz, haciendo menos vulnerable a la cabaña a la infertilidad del otoño.
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