Una investigación llevada a cabo por el Instituto Roslin de Edimburgo (donde se clonó la oveja Dolly) y por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) ha desarrollado un método para seleccionar ovejas que producen huevos con cáscaras más duras.
Los científicos han descubierto un vínculo genético entre las gallinas y el carácter de dureza de la cáscara. Este marcador genético les ha permitido seleccionar las gallinas que producen huevos con cáscara más resistente.
Además, han desarrollado un medio de predecir la probabilidad de que el huevo se rompa. Se trata de una máquina que usa un pulso de onda sonora para golpear la cáscara y hacerla resonar. Analizando la frecuencia de la resonancia, el sensor puede determinar la condición de la cáscara.
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