Murcia, a 14 de septiembre de 2006. Hace escasos días, las conserveras murcianas anunciaban, por boca de su presidente, que parte de la industria regional tiene prácticamente hechas las maletas para irse a producir alcachofa a Perú, con la excusa, últimamente tan de moda, de las incertidumbres que se están creando sobre del futuro de la agricultura regional, empleada también por ciertos grandes productores que levantan sus almacenes en Murcia para instalarse en Marruecos, previa incursión en el negocio inmobiliario.
Ahora, es el Gobierno Regional, en la figura de su Consejero de Industria y Medio Ambiente, Benito Mercader, el que se ha desplazado a la ciudad de Tánger, en Marruecos, para inaugurar la fábrica que la empresa murciana Rostoy ha instalado en dicho país, cortando incluso la simbólica cinta que tradicionalmente se usa en estos eventos.
Este proyecto, en el que participa el grupo catalán Serch y el propio empresariado marroquí, se justifica, fundamentalmente, con el argumento de que para penetrar comercialmente en el mercado de Estados Unidos, es mejor hacerlo desde Marruecos para evitar los aranceles aduaneros que han de pagarse si la producción industrial procede de Murcia. Lo mismo que han pensado los conserveros: para vender la alcachofa a los norteamericanos, que es donde realmente se vende, mejor la producimos en Perú, que nos sale mucho más barato y, además está más cerca.
En lo que, por lo visto, no ha caído el Gobierno regional es que, lo que se está deslocalizando no es una fábrica cualquiera de un sector cualquiera – cosa que se ve cada vez con más naturalidad tras las políticas puestas en marcha desde la Organización Mundial de Comercio-, sino del sector agroalimentario murciano, cuya seña de identidad fundamental es, precisamente, la existencia de producciones propias de cítricos, frutas y hortalizas que abastecen a una industria conservera que existe en Murcia precisamente por ello. Ahora, tras la apertura de la fábrica, lo que comenzarán a deslocalizarse serán las producciones que hoy hacemos en la Región de Murcia y que, a la vuelta de muy posos años, serán producidas en Marruecos, eso sí, por empresarios murcianos, catalanes y marroquíes, tal y como ha hecho Rostoy.
COAG Murcia lamenta profundamente que el Gobierno Regional avale esta política de deslocalización de la industria agroalimentaria puesta en marcha por algunos empresarios que, libremente, pueden hacer lo que quieran con sus empresas, incluso llevárselas a otros países, pero que no debieran contar con el beneplácito de la Administración regional ni con su apoyo público.
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