En una asamblea celebrada en la mañana del martes, día 12, en la Casa de la Cultura de Rivadavia, unos 500 viticultores decidieron manifestarse este jueves en Ourense delante de la Delegación de Medio Rural para exigir unos precios justos por su producción. Los productores no aceptaron el acuerdo firmado el día anterior por la Consellería de Medio rural, las bodegas (representadas en un 70%) y los sindicatos Xóvenes Agricultores y Sindicato Labrego Galego, que dejaban el precio de las uvas autorizadas en un mínimo de 0,30 €/kg (9,5º) y 0,40 €/kg (más de 10º).
Aunque se cumplen una de las condiciones de Unións Agrarias-UPA (garantía de recogida de toda la uva), en la práctica, este acuerdo supone pagarle a los productores entre un 15 y un 30% menos que el que se abonó el año pasado, algo que no aceptan bajo ningún concepto. Los viticultores del Ribeiro no pueden percibir precios por debajo de lo abonado en el 2005 (0,52 €/kg para las uvas autorizadas a 1 €/kg las variedades preferentes).
Finalizada la asamblea, los 500 viticultores marcharon en manifestación desde la Casa de la Cultura hasta la sede del Consello Regulador del Ribeiro, donde se celebraba un pleno. “Por unos precios justos para nuestras uvas” es el lema de la pancarta que los productores portaban durante la marcha, mientras coreaban mensajes exigiendo una solución a la administración. La manifestación se concentró delante de la fachada del Consello de forma pacífica, mientras un grupo de viticultores entró, invitado por el Consello Regulador y el Delegado de Medio rural, a presentar sus demandas.
Non valen las explicaciones
Tanto las explicaciones ofrecidas por el presidente del Consello Regulador como par parte del delegado no satisficieron a los viticultores, que acordaron seguir con la movilización del jueves en Ourense, acto al que también se convocará a los viticultores de Monterrei, que a día de hoy no saben si se les recogerá su producción.
Los viticultores no pueden ser los que pierdan siempre en las negociaciones. La Consellería de Medio rural debe redoblar sus esfuerzos para que los viticultores puedan cobrar por sus uvas un precio que les permita unas rentas dignas, con el objetivo de evitar que no cunda el desánimo entre los productores que apuestan por quedarse en la actividad y que son el futuro de la Denominación de Origen del Ribeiro. Que el Sindicato Labrego Galego y Xóvenes Agricultores firmaran este acuerdo es una traición a los viticultores a los que dicen representar porque va en contra de sus intereses.
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