El problema, que ya venía observándose en pasadas campañas, se han incrementado en la presente hasta límites insostenibles debido, fundamentalmente, a las inclemencias meteorológicas sufridas en los últimos meses.
La producción se ha visto fuertemente perjudicada con respecto a las previsiones efectuadas al inicio de la campaña.
El desastre se hace más manifiesto cuando observamos que cientos de apicultores, tras los numerosos esfuerzos y gasto que ocasiona el período de transhumancia a Andalucía en busca de producción, verán reducida ésta, en algunos casos, en su totalidad.
A los considerables perjuicios económicos se une ahora el debilitamiento de miles de colmenas prácticamente despobladas, circunstancia ésta que, una vez retornadas las colmenas a Extremadura, puede llegar a resultar desastrosa ante la presencia y protección de la que goza abejaruco en nuestra Comunidad Autónoma.
El problema se agrava si observamos que, de no producirse un buena reposición de abejas obreras en floraciones de agosto o primeras de otoño, los perjuicios para el sector apícola se extenderán a futuras campañas.
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