Según se ha sabido ahora por un estudio, el consumo de maíz contaminado con micotoxinas causó un incremento inusual de deformaciones genéticas en los bebés nacidos en el Valle de Río Grande (frontera de EEUU y México) a primeros de los años 90.
En esta región se detectó una tasa anormal de deformidades, como defectos en el tubo neural y la médula espinal, anormalidades cerebrales, en ambos lados de la frontera, existiendo pleitos millonarios contra empresas norteamericanas que tenían fábricas en la zona, como General Motors, por haber sido supuestamente la causa de las enfermedades.
Sin embargo, una reciente investigación ha revelado que la causa era una toxina natural, la fumosinina, basandose en diversos indicios; la mortalidad y defectos también en caballos y la alta correlación entre los casos, la cosecha del maíz y el consumo de tortillas de maíz, el alimento mas barato y popular en la zona fronteriza entre EEUU y México.
Según el estudio, las mujeres embarazadas que consumieron entre 300 y 400 tortillas de maíz durante el primer trimestre del embarazo tuvieron más del doble de probabilidad de tener bebés con defectos que las que consumieron menos de 100 tortillas, lo que indica una clara relación entre los defectos congénitos y el consumo de maíz. Además las muestras de sangre han indicado a mayor presencia de fumosinina, más riesgo de deformaciones.
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