Almacenar carbono en el suelo agrícola a través de la práctica de la siembra directa puede ayudar de forma significativa a los países a cumplir con los compromisos de reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, según un estudio de la Universidad de Illinois.
Aproximadamente un 18% de las tierras arables de EEUU y un 30% de las de Canadá se gestionan actualmente en siembra directa, con un ahorro considerable de labores y de combustible, reducción de la erosión y acumulación de carbono en el suelo.
Según el estudio que ha simulado la adopción de la siembra directa en Norteamérica en el período de 1981 a 2000, las tierras en siembra directa han secuestrado 868 millones de tn de carbono, del cuales un 5% es debida a la mayor presencia de dióxido de carbono en el aire. Un aumento de las tierras en siembra directa podría suponer hasta una quinta parte de la reducción de los compromisos de Kyoto.
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