La Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya (FCAC) ve con mucha preocupación el lanzamiento al mercado de un nuevo producto por parte de Aceites Borges Pont, SA que no cumple la normativa vigente. Se trata de una mezcla de aceite de girasol y aceite de oliva virgen extra, que recibe el nombre comercial de Borgefrit, según figura en el apartado de “Novedades” de la página web de esta entidad.
La mezcla de aceites de oliva con los de semillas, como es el caso del de girasol, figura entre les prácticas prohibidas referidas a las industrias del sector a nivel español, de acuerdo con lo que establece la Reglamentación Técnico-Sanitaria de aceites vegetales comestibles (Real Decreto 308/1983, de 25 de enero de 1983). Se trataría, entonces, de un producto ilegal de acuerdo con la normativa española.
A nivel comunitario estas mezclas de aceites, declaradas y vendidas como tales, no están prohibidas pero son fuente de divergencia entre los Estados miembros. En cualquier caso, de acuerdo con la Directiva 2000/13/CE tienen que cumplir que el etiquetado no ha de ser de naturaleza tal que induzca a error al comprador así como indicar la cantidad de los diferentes ingredientes que figuran destacados en el etiquetado. La normativa que regula la comercialización de los aceites de oliva a nivel europeo, Reglamento (CE) 1019/2002, establece adicionalmente algunas obligaciones concretas para estas mezclas: solo se puede mencionar la presencia de aceite de oliva en el etiquetado, mediante imágenes o representaciones gráficas, cuando su porcentaje sea superior al 50 % en contenido y por otro lado, la denominación de venta tendría que ser “mezcla de aceites vegetales (o nombres específicos de estos) y de aceite de oliva” seguida directamente de la indicación del porcentaje de aceite de oliva en la mezcla.
En la práctica, además de España, está prohibida la fabricación para la venta en su territorio en Bélgica, Italia, Grecia y Portugal.
Desde las cooperativas agrarias de Cataluña se interpreta que estas mezclas en cualquier caso se aprovechan del prestigio reconocido, la imagen positiva y la calidad del aceite de oliva mientras que el valor nutritivo y los efectos favorables para la salud no son los mismos. En la práctica se estaría, entonces, confundiendo al consumidor y dañando la imagen general de los aceites de oliva.
Adicionalmente, se podrían llegar a vender a precios relativamente bajos que producirían distorsiones en el mercado general de los aceites de oliva vírgenes y vírgenes extra. Según la Comisión Europea existen, además, dificultades en los controles para la detección cuantitativa del aceite de oliva que se encuentra en estas mezclas.
El nuevo producto figura etiquetado en castellano con lo que no es previsible que el su destino sea el mercado comunitario.
Desde la FCAC se solicita que se tomen las medidas oportunas por parte de las diferentes administraciones para evitar que este producto se comercialice dentro del territorio español.
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