En el Reino Unido, en 2003 se llevaron a cabo 106 inspecciones en las jaulas en batería de las gallinas. El 29% de estos controles pusieron de manifiesto fallos en el cumplimiento de la legislación, constatándose que en algunos casos se producían estrés y daño innecesario. Este es uno de los aspectos que se ha puesto de manifiesto en el informe de la Oficina Veterinaria y Alimentaria de la UE (FVO), tras una misión al Reino Unido en enero de este año. En una inspección previa de la FVO en 1999 se constató que en el 23% de los muestreos aleatorios y en el 51% de otras inspecciones había evidencia de no cumplimiento con las normas.
Con el fin de cumplir la actual directiva de bienestar de las gallinas ponedoras que establece una superficie por ave de 550 cm2, la administración británica ha permitido que se puedan modificar algunos tipos de las jaulas existentes, moviendo 5 cm hacia delante la puerta de la jaula. La FVO considera, que si bien esta extensión del frente de la jaula es una mejora frente a la jaula no enriquecida, no se trata de una superficie sin restricción, por lo que no puede contabilizarse dentro de los 550 cm2 exigidos por gallina.
La FVO considera que las instrucciones para la realización de las inspecciones son claras, pero que éstas no siempre son seguidas. Por ejemplo, en su informe indica que hay falta de verificación de los registros de las granjas, lo que puede conducir a no informar de las deficiencias.
En cuanto a los sistemas alternativos de producción, en 2003 se llevaron a cabo en el Reino Unido 77 inspecciones programadas. En un 6% de ellas se detectaron incumplimientos de la legislación, en algunos casos provocando estrés y daño innecesario.
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