Un estudio realizado por el Prof. Scout Hurd y publicado en el Journal of Food Protection ha puesto de manifiesto que el uso de los macrólidos tilosina y tilmicosina utilizados en animales de producción, generan un riesgo extremadamente bajo de que una persona que coma carne procedente de estos animales adquieran resistencia y no puedan ser tratados con un macrólido humano. El estudio se realizó con dos bacterias, Campylobacter y Enterococci faecium y con las especies de vacuno, porcino y avicultura.
Los mejores resultados se obtuvieran en vacuno con el E. faecium, donde la probabilidad de adquirir una infección resistente era de uno entre 29.000 millones. Los peores resultados se constataron en pollos para el Campylobacter, donde la probabilidad era de 1 entre 14 millones.
En el caso del porcino, solo una persona entre 53 millones de personas al año podría adquirir una infección resistente de Campylobacter y menos de una entre 21.000 millones de E. faecium.
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