La industria cárnica de EEUU está dividida sobre si habría que analizar a todos los animales vacunos por la EEB. La opinión de los ganaderos, administración y consumidores está también enfrentada apoyando una u otra sección de la industria.
Todo empezó cuando la empresa cárnica Creekstone de Arkansas City pidio al Departamento de Agricultura de EEUU poder analizar voluntariamente todos los animales sacrificados. Justificaba esta petición debido a que era una exigencia impuesta por Japón, que era uno de sus principales clientes antes de que se detectara el caso de EEB. La empresa decía que el cierre de la frontera de nipona le estaba haciendo perder más de 30 millones de pesetas diarias.
Aparentemente no debería ser un problema que una empresa pudiera tomar esta decisión, sin embargo, el USDA se opone por la presión de las otras industrias. Estas consideran que permitir esta actuaciones unilaterales desencadenaría un efecto dominó que conllevaría a que finalmente toda la industria tuviera que analizar todos los animales. Los ganaderos también se oponen debido a que valoran que el coste de analizar todos los vacunos sería de unos 25 €/cabeza y que como viene siendo habitual con los costes extra, recaería sobre ellos. Por el contrario, los consumidores consideran que toda medida que de mayor seguridad debe de ser bienvenida, aunque lo que no está tan claro es quien debe pagarla.
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