La Agencia de Seguridad Alimentaria de EEUU (FDA) acaba de emitir un informe de evaluación sobre los efectos en la salud humana y animal por administrar la hormona somatotropina bovina (BST) a las vacas para aumentar su producción lechera. Según este informe, la administración de esta hormona no tiene ningún efecto perjudicial, por lo que la administración norteamericana seguirá autorizando su uso.
Esta hormona, además de en EEUU, está autorizada en 24 países como son Argelia, Brasil, Bulgaria, Colombia, Costa Rica, República Checa, Honduras, Hungría, Jamaica, Kenia, Corea, Malasia, México, Namibia, Pakistán, Perú, Rumania, Rusia, Eslovaquia, Sudáfrica, Turquía, Emiratos Árabes, Ucrania y Zimbabwe. Sin embargo, está prohibida en los principales países productores de leche, como son la UE, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Paralelamente al informe de la FDA, se han realizado evaluaciones por parte de las autoridades canadienses, el Codex Alimentarius y los Comités Científicos de la UE. El Comité Veterinario del Reino Unido ha indicado que el riesgo para la salud por beber leche procedente de vacas tratadas es extremadamente bajo.
Tanto el informe canadiense como el de EEUU indican que no hay riesgo para la salud humana, opinión que es apoyada por el Codex. El de la Unión Europea, por el contrario, no es concluyente, siendo necesario más investigación.
Por el contrario, en relación con la sanidad animal, tanto el informe canadiense como el de la UE se reafirman en sus posiciones iniciales en relación a que existe daño para el bienestar animal.
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