El polémico tema del etiquetado obligatorio del origen de las carnes en EEUU vuelve a ser noticia. El Senado acordó la pasada semana, con 65 votos a favor y 28 en contra, que la aplicación de dicho sistema se iniciara en octubre de 2006. Este etiquetado obligatorio fue una de las medidas recogidas en el Farm Bill de 2002, y se establecía que tendría que implementarse a partir de octubre de 2004.
La noticia del aplazamiento ha sido muy bien acogida por los productores, tanto de vacuno como de porcino, aunque por razones distintas. El Consejo Nacional de Productores de Porcino siempre ha sido un gran detractor del sistema por considerarlo caro, farragoso y burocrático y ser fuente únicamente de más coste y trabajo para el productor. Durante estos dos años de aplazamiento, esperan poder desarrollar un sistema de etiquetado voluntario que sea viable y realista. Además, esta prorroga puede permitir que los productores se encuentran en una prioridad más importante que es la del sistema de identificación animal.
La Asociación Nacional de productores de Ganado Vacuno considera que el sistema de etiquetado obligatorio es apoyado por un gran número de ganaderos, según ha reflejado un estudio que han realizado. Sin embargo, si que consideran que muchos de ellos no tienen claro qué tendrían que hacer para su implementación. Con estos dos años de tiempo extra con el que ahora cuentan, la Asociación considera que podrán desarrollar un mejor programa que cumpla con las necesidades de los productores y consumidores.
Según las estimaciones de la industria cárnica, el etiquetado obligatorio aumentaría los costes de los productores en 10 dólares/cabeza en el caso del vacuno y en 2,25 dólares/cabeza en el caso del porcino.
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