Desde hace varias semanas, un barco cargado con 57.000 ovejas australianas navega por el Golfo Pérsico sin poder descargarlas. El barco, en los medios periodísticos ha recibido el nombre del barco de la muerte, debido a que las ovejas que componen sus cargamento van muriendo según transcurren los días, por el hacinamiento y las altas temperaturas.
Todo empezó a finales de agosto cuando las autoridades saudíes rechazaron que el barco desembarcara las ovejas en el puerto de Jeddah, alegando motivos sanitarios. Los oficiales veterinarios saudíes indicaron que un 6% de las ovejas estaban afectadas por la dermatitis pustular contagiosa, mientras que las autoridades australianas defendían que tan solo un 0,35% de los animales embarcados sufrían dicha afección. El nivel de tolerancia admitido entre Arabia Saudí y Australia es de un 5%.
El importador saudí, que es el actual dueño de las ovejas, ante la desesperación de no saber que hacer con el cargamento ha llegado a ofrecerlas gratis, sin embargo no ha conseguido que ningún puerto las acepte. Organizaciones defensoras de los animales exigen que los animales se sacrifiquen inmediatamente, para evitarles los sufrimientos que las están provocando tan largísimo viaje y tan lleno de penurias. Las altas temperaturas sufridas durante el verano se cree que han causado una elevada mortalidad de las ovejas, aunque no se sabe a ciencia cierta el número exacto que ha muerto.
El problema todavía sigue sin resolverse. Algunos consideran que las ovejas deberían regresar a Australia, pero la administración australiana no ha manifestado nada a este respecto sin bien está en negociaciones para encontrar algún país que las acepte.
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