Un estudio publicado por el Journal of Antimicrobial Chemotherapy y llevado a cabo por cinco científicos, uno español, tres británicos y uno danés, ha puesto de manifiesto que los teóricos y políticos beneficios de ampliar la prohibición de los promotores de crecimiento necesita ser más cuidadosamente evaluados en relación con las consecuencias aparentemente adversas de su utilización.
En 1986, en Suecia se prohibió la utilización de antibióticos promotores del crecimiento. Posteriormente en 1997, la UE prohibió la avoparcina y en 1999 la bacitracina, espiramicina, tilosina y virginiamicina. Tres años después, el estudio considera que el único efecto atribuible a los humanos es una disminución en la resistencia adquirida en los aislados de enterocococos en heces. Asimismo, se ha comprobado un aumento de infecciones humanas de enterococos resistentes a vancomicina en Euroapa, probablemente relacionado con un uso creciente de vancomicina para los tratamientos de estanfilococos resistentes a la meticilina.
La prohibición de los promotores de crecimiento, sin embargo, ha revelado que estos agentes tienen una importante actividad profiláctica y que su retirada está actualmente asociada con el deterioro de la salud animal, incluyendo un aumento de la diarrea, pérdida de peso y mortalidad, debido a Escherichia coli y Lawsonia intracellularis en lechones tras el destete, así como a enteritis necrótica en broilers.
Un efecto directamente atribuible a estas infecciones es el incremento en la utilización de antibióticos terapéuticos en animales de producción, incluyendo productos tales como tetraciclinas, aminoglicósidos, trimetoprim/sulfonamidas, macrólidos y lincosamidas, todos ellos de importancia directa en medicina humana.
El Consejo de Ministros de Agricultura de la UE aprobó en julio pasado una propuesta de reglamento sobre nuevas normas nuevas normas sobre los aditivos usados en la alimentación animal. Uno de los puntos clave de esta propuesta es que se prohíben los cuatro antibióticos que actualmente aún están autorizados para ser usados como promotores de crecimiento en la alimentación animal. Dichos antibióticos son avilamicina , flavofosfolipol, monensin-sodium y salinomicina-sodium. Al ser medicamentos cuyos principios activos no se usan en medicina humana, no se prohibieron en los años 97-99, fecha en la que se retiraron del mercado cinco antibióticos que eran usados como aditivos en alimentación animal así como en medicina humana.
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