Bruselas, 4 de septiembre de 2003
P. ¿Cuál se es la postura de la UE respecto al proyecto de informe sobre las modalidades presentado por la OMC?
R. Apoyamos el proceso puesto en marcha por el Presidente Pérez del Castillo y apreciamos el trabajo que éste ha realizado. Sin embargo, aunque se han registrado avances en algunas áreas, lo cierto es que el «proyecto Pérez del Castillo» contiene fallos, aunque no tan graves como para que no puedan corregirse en Cancún. Necesitamos repartir la carga entre los participantes, algo que aún no es evidente que esté ocurriendo. En su estado actual, el proyecto hace que los contribuyentes sean los países en desarrollo y que todos los demás sean beneficiarios netos. La UE y los EEUU hicieron un enorme esfuerzo para comprometerse a reformar sus políticas agrícolas. Ahora debe animarse a otros países a hacer lo mismo.
Algunos ejemplos:
En cuanto a las ayudas internas, estamos dispuestos a realizar esfuerzos considerables en estas negociaciones, pero no podemos aceptar mayores reducciones más allá del período de aplicación del acuerdo.
En cuanto a la competencia en la exportación, el proyecto presenta puntos débiles en lo relativo a las empresas comerciales de Estado y facilita otra escapatoria para los créditos a la exportación. Esta y otras formas de subsidio a la exportación deben regularse del mismo modo propuesto para nuestro tipo de subvenciones a la exportación, a fin de lograr la igualdad de condiciones.
En cuanto al acceso al mercado, el proyecto concentra efectivamente todos los esfuerzos de apertura del mercado en los países desarrollados. Los grandes exportadores netos de productos alimenticios podrán mantener aranceles elevados al tiempo que logran mejorar enormemente su acceso a los países importadores desarrollados, algo que ni está justificado ni interesa a los países en desarrollo. ¿Cuál es la justificación lógica de esta propuesta?
La referencia a las cuestiones no comerciales es demasiado débil.
P. ¿En qué consiste la propuesta marco entre la UE y los Estados Unidos?
Se pidió a los Estados Unidos y a la Unión Europea que colaborarán para intentar sacar las negociaciones del callejón sin salida al que habían llegado en el mes de julio. Como respuesta a esta petición, ambos socios trabajaron duramente para intentar encontrar bases comunes. Al acordar una propuesta común, los dos socios demostraron su compromiso con el éxito de esta ronda de negociaciones y su determinación para salvar algunas de las dificultades con que han tropezado las negociaciones agrícolas. Aún existen otros obstáculos.
Ahora corresponde a los otros miembros de la OMC asumir sus responsabilidades participando en las negociaciones con flexibilidad y espíritu constructivo.
En resumen, la propuesta marco EEUU-UE menciona los «tres pilares» de las ayudas internas, el acceso al mercado y la competencia en la exportación, precisando que aún debe abordarse una serie de asuntos. El documento propone para cada uno de los tres pilares unas directrices de negociación, dejando para más tarde los detalles y, en particular, el alcance de los futuros compromisos.
En cuanto a las ayudas internas, el documento crea un marco para reducir substancialmente las subvenciones que crean más distorsión en el comercio (compartimento ámbar y de minimis) y crea una compartimento para las ayudas que suponen una menor distorsión (antiguo compartimento azul), que están sujetas a límites. El documento reconoce que quienes conceden más subvenciones deben realizar mayores disminuciones, pero garantizando que todos hacen un esfuerzo.
Por lo que se refiere al acceso al mercado, la opción propuesta tiene en cuenta las dos fórmulas discutidas hasta ahora (Ronda Uruguay y la denominada fórmula «suiza»), al tiempo que preserva íntegramente los elementos de flexibilidad y el reconocimiento de la existencia de productos sensibles, lo que constituye un punto de gran importancia para los países en desarrollo.
De hecho, admitiendo la importancia que tienen para los países en desarrollo, las características esenciales de este documento son la flexibilidad y el reconocimiento del concepto de productos sensibles por motivos vinculados al desarrollo y a la seguridad alimentaria. Por otro lado, se prevé una medida de salvaguardia que permite a los países en desarrollo proteger los productos sensibles a las importaciones. El documento también prevé menores reducciones arancelarias y plazos de aplicación más largos para estos países. Además, se reconoce la importancia del acceso preferencial actual y futuro de los países en desarrollo. Por último, contiene un compromiso de los países desarrollados para intentar eximir de aranceles a un determinado porcentaje de las importaciones procedentes de los países en desarrollo.
Por lo que se refiere a la competencia en la exportación, el documento marco aporta varios elementos. En primer lugar, un paralelismo claramente definido entre la disciplina impuesta a las subvenciones a la exportación y a los créditos a la exportación. En segundo lugar, una eliminación parcial de las subvenciones a la exportación para una lista común de productos de interés para los países en desarrollo. En tercer lugar, un esquema de reducción paralela de las subvenciones a la exportación para los productos cuyas subvenciones no se suprimen. Además, propone disposiciones claras para prevenir los abusos en los programas de ayuda alimentaria y para las transacciones de las empresas comerciales de Estado.
Por último, el documento destaca una serie de puntos de interés sobre los que no se ha alcanzado ningún acuerdo como, por ejemplo, las consideraciones no comerciales, la cláusula de paz y las indicaciones geográficas.
P. ¿Refuerzan las reformas adoptadas en junio la posición de la UE en la OMC?
R. Así es. Gracias a la decisión de junio sobre la reforma, podemos defender nuestros argumentos políticos, demostrando que seguimos llevando a la práctica lo que preconizamos, con una política que responde a las necesidades principales de la sociedad al tiempo que reduce sustancialmente las subvenciones que distorsionan el comercio y mantiene nuestro mercado abierto a los intercambios con terceros países. De hecho, la reforma ha facilitado enormemente los trabajos de convergencia con los EEUU en la propuesta marco, especialmente en lo que a las ayudas internas se refiere. En este sentido, ya ha demostrado su valor como contribución positiva a las negociaciones.
P. ¿Qué es la disociación y cuál será su incidencia en la OMC?
R. La disociación consiste en romper el vínculo entre la producción y las subvenciones, haciendo que las subvenciones concedidas de esta forma dejen de distorsionar el comercio. El paso a un sistema de pagos por explotación refuerza la postura de la UE, ya que la disociación cambia la importancia para la OMC de los pagos directos, que dejarán de clasificarse como compartimento azul y pasarán a ser compartimento verde. Este último incluye las formas de ayuda interna que no distorsionan el comercio o lo hacen mínimamente.
P. ¿En qué se benefician los países en desarrollo?
R. Las reformas de la PAC de junio de 2003 mejorarán la coherencia a largo plazo entre la PAC y el Programa de Doha para el Desarrollo. Los principales ajustes realizados deben reducir la capacidad de incidencia de los excedentes europeos en los mercados mundiales gracias a una reorientación de la PAC hacia ayudas internas menos distorsionantes del comercio y a prácticas de cultivo más extensivo.
P. ¿Cómo justifica la UE unos gastos de la PAC que en la práctica se elevan a dos dólares al día por vaca?
R. Este argumento es irrelevante y desvía la atención del asunto clave: la cuestión no consiste en saber en qué medida un país apoya a sus agricultores sino qué parte de esa ayuda distorsiona el comercio. Esto es lo que importa para los países en desarrollo. Las reformas de la PAC de junio de 2003 reorientan claramente la parte fundamental de las ayudas agrícolas hacia los pagos disociados por explotación, que no afectan al comercio.
P. Aunque la UE está reorientando sus ayudas a nuevos mecanismos, ¿no sigue siendo la dotación presupuestaria en favor de la agricultura la misma?
R. Éste es un falso argumento. Lo que verdaderamente importa en el contexto de la OMC, y especialmente para los países en desarrollo, es la incidencia de las subvenciones agrícolas sobre la producción y los intercambios. En este sentido, la reforma de la PAC es totalmente positiva como lo demuestra un reciente estudio de la OCDE que analiza la incidencia de distintas opciones sobre los intercambios.
Es evidente que, gracias a la reforma, la parte principal de las subvenciones de la UE a la agricultura evolucionará hacia mecanismos menos distorsionantes o completamente inocuos, lo que significa que éstas dejarán de repercutir negativamente en los mercados mundiales.
Desgraciadamente, algunos de nuestros socios comerciales y algunas ONG confunden (deliberadamente o no) la verdadera cuestión en los debates de la OMC. No todos los gastos de la agricultura son necesariamente negativos, como confirman los estudios de la OCDE y el hecho de que la propia OMC establece distinciones entre ayudas de efectos distorsionantes graves (compartimento ámbar), moderados (compartimento azul) o nulos (compartimento verde).
El objetivo común de la OMC consiste en reducir las subvenciones agrícolas, incluidas las de la UE, cuando distorsionan el comercio internacional y son contrarias a los intereses de los países en desarrollo. El resto es retórica. Nuestra reformas persiguen ese objetivo común.
P. ¿No son las indicaciones geográficas otra forma de obstáculo a los intercambios en interés de la UE?
R. No, las indicaciones geográficas no constituyen obstáculos a los intercambios, puesto que no se refieren a las importaciones. La UE desea simplemente que estas exportaciones no resulten bloqueadas, porque son contrarias a las normas sobre marcas o porque se vean obligadas a competir en los mismos mercados con productos no europeos que llevan nombres similares, pero que no responden a los mismos criterios de calidad. Resulta simple y llanamente inaceptable que la UE no pueda vender su verdadero jamón de Parma italiano en el Canadá porque la marca «Jamón de Parma» está reservada para un jamón producido en Canadá. Las pérdidas generadas para los productores italianos de jamón de Parma ascienden al año a 3,5 millones de euros.
P. ¿Está Europa sola en su propuesta de aumentar progresivamente la protección para los productos de calidad regionales?
R. Ciertamente no. Numerosos países en desarrollo también la apoyan. India, Pakistán, Sri Lanka, Tailandia, Kenia, Jamaica y otros países en desarrollo reivindican una mejor protección para las indicaciones geográficas. Estos países están preocupados por las prácticas de algunas multinacionales que patentan y venden arroz «Basmati», té «de Ceilán», café «Blue Mountain», arroz «Jazmín». La propuesta de la UE ayudaría a estos países a sacar provecho del acuerdo ADPIC. Actualmente, se producen 6.000 millones de libras de «café Antigua» en esta región de Guatemala, pero en todo el mundo se venden 50.000 millones de libras de café bajo este nombre. Del mismo modo, se producen 10.000 millones de kg de té «Darjeeling» en la India, pero se venden 30.000 millones de kg bajo el mismo nombre a escala mundial.
P. ¿Cómo distorsionan el comercio los créditos a la exportación?
R. Aunque no todo el mundo lo reconoce, lo cierto es que las restituciones a la exportación de la UE distan mucho de ser el único instrumento de promoción de las exportaciones que distorsiona el comercio. Algunos miembros de la OMC recurren a créditos públicos a la exportación para una parte sustancial de sus intercambios comerciales, a fin de conquistar una cuota de mercado en los países en desarrollo.
Según un estudio de la OCDE, los Estados Unidos recurrieron a este tipo de crédito por un importe de alrededor de 4.000 millones de dólares en 1998. Estas prácticas, que causan fuertes distorsiones en el comercio, deberían regularse de la misma manera que otras formas de subvenciones a la exportación. Según la OCDE, las ayudas y los créditos a largo plazo concedidos por los Estados Unidos representan un 97% de los créditos a la exportación que distorsionan el comercio a nivel mundial. Las subvenciones americanas se refieren a productos que ya tienen un precio bajo debido a los efectos de las subvenciones contracíclicas, lo que aumenta considerablemente la incidencia de este instrumento.
P. ¿Y los mostradores únicos de venta (empresas comerciales de Estado)?
R. Las empresas comerciales de Estado (al igual que las otras únicas formas de mostradores únicos de venta) a las que sus Gobiernos han concedido derechos o privilegios especiales deben ser reguladas. Sus prácticas, como las subvenciones cruzadas o la nivelación de precios, que no se ajustan a las prácticas comerciales y, por lo tanto, distorsionan el intercambio de exportaciones, deberían examinarse durante las negociaciones en curso en la OMC.
P. ¿En qué medida se han utilizado los programas de ayuda alimentaria para distorsionar el comercio y cómo pueden perjudicar a los países en desarrollo?
R. La comercialización irresponsable de materias primas bajo la protección de programas de ayuda alimentaria constituye un abuso del concepto. Algunos de sus riesgos son: la perturbación de los mercados locales, la debilitación de la agricultura local, la reorientación de los importadores legítimos hacia otros sectores, y la infracción de las normas de la OMC sobre las exportaciones subvencionadas. La UE no cuestiona en absoluto la concesión de ayuda alimentaria real. Lo que cuestionamos es la utilización de ayudas alimentarias para eliminar excedentes. Algunos miembros de la OMC han utilizado las ayudas alimentarias más como un instrumento de producción y comercio que les permitía eliminar excedentes y promover las ventas en mercados extranjeros que como una herramienta de desarrollo ajustada a las necesidades de los países beneficiarios. Irónicamente, el volumen de la ayuda alimentaria concedida por algunos países aumenta significativamente cuando los precios son bajos y disminuye cuando los precios son elevados y, por lo tanto, la ayuda alimentaria es más necesaria.
P. ¿Por qué desea la UE clarificar el «principio de cautela»?
R. Para garantizar la seguridad alimentaria, pensamos que la UE, al igual que los otros miembros de la OMC, tiene derecho a establecer el nivel de protección que le parezca adecuado. El principio de cautela se aplica a los casos en que los datos científicos resultan insuficientes, poco concluyentes o dudosos, y cuando una evaluación científica preliminar pone de manifiesto que hay razones para temer efectos potencialmente peligrosos para el medio ambiente y la salud humana, animal o vegetal. Para evitar los abusos comerciales, la Unión considera que es absolutamente necesario clarificar las condiciones de aplicación del principio de cautela.
P. ¿No perjudica la PAC a los países pobres mediante, por ejemplo, el «dumping» de productos alimenticios subvencionados en los mercados de los países terceros?
R. Las descripciones de «los daños» causados por la PAC a los terceros países tienden a ser exageradas cuando no completamente incorrectas. Cuando sus exportaciones tienen una incidencia negativa, la UE ha sabido reaccionar, como, por ejemplo, dejando de subvencionar sus exportaciones de carnes de vacuno destinadas a África Occidental en los años ochenta. No obstante, la experiencia ha puesto de manifiesto que la simple retirada de la UE no ayuda automáticamente a los países en desarrollo, ya que su cuota de mercado es ocupada por productos igualmente competitivos procedentes de otros países desarrollados.
Por otro lado, las reformas de la PAC de los diez últimos años han reducido mucho el riesgo de perjuicio para los países en desarrollo: la proporción del presupuesto de la PAC destinada a restituciones pasó del 30% del presupuesto agrícola de la Unión en 1993 a menos del 9% en 2002. Y la UE está dispuesta a ir más lejos. Gracias al paquete de reformas adoptado en junio de 2003, la UE podrá reducir aún más sus subvenciones a la exportación. En los debates en la OMC, la Unión ha propuesto eliminar completamente sus restituciones en favor de productos importantes para los países en desarrollo, si se regulan del mismo modo otras formas de subvención de las exportaciones (créditos a la exportación, uso abusivo de las ayudas alimentarias y empresas comerciales de Estado).
P. ¿Representan las concesiones comerciales actuales de la UE y las nuevas propuestas una ventaja real para los países en desarrollo? ¿Reciben estos países un provecho cuantificable?
R. La Ronda Uruguay creó nuevas e importantes posibilidades para los países en desarrollo. A ellos corresponde casi la mitad (47.000 millones de dólares) del crecimiento de alrededor de 100.000 millones de dólares registrado en los intercambios de productos agrícolas entre 1993 y 1998. Sus exportaciones aumentaron un 72% durante este mismo período, pasando de 120.000 millones a 167.000 millones de dólares. La Unión Europea fue uno de los principales motores de este crecimiento. Tras las negociaciones de la Ronda Uruguay sobre la agricultura, las importaciones agrícolas procedentes de países en desarrollo registraron un crecimiento anual del 5% (de 1996 a 2001) comparado con el 3% anterior (de 1990 a 1995).
P. ¿Se puede hablar aún de una «Europa fortaleza»?
R. Esto está muy lejos de corresponder a la realidad. La UE es el primer importador mundial de productos agrícolas. En 2000, la Unión importó productos agrícolas por un total de 58.600 millones de euros (el 60% de las importaciones procede de países en desarrollo). La UE importa más productos agrícolas procedentes de estos países que los Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón juntos.
P. La progresividad arancelaria es un grave problema para los países en desarrollo ¿Qué hace la UE al respecto?
R. La progresividad arancelaria aplicada a los productos agrícolas transformados (es decir, la aplicación a los productos transformados de aranceles más elevados que la suma de los aranceles de sus materias primas) obliga a los países en desarrollo a exportar sus materias primas sin ningún valor añadido. Esto dificulta mucho el aprovechamiento de la dinámica de la industrialización y el desarrollo que acompaña la transformación de los productos agrícolas básicos. La Unión Europea no utiliza mucho la progresividad arancelaria. En comparación, Japón y Canadá la utilizan mucho más. Para los países más pobres, la progresividad arancelaria en el mercado de la UE no plantea ningún problema, ya que, gracias a la iniciativa «Todo menos armas», estos países no tienen sometidos a aranceles ninguno de sus productos agrícolas, estén procesados o no.
P. ¿Por qué las subvenciones europeas en favor del algodón no perjudican a los países en desarrollo?
R. Aunque la UE subvenciona su producción de algodón, las cantidades subvencionadas son limitadas. De hecho, la producción de la UE subvenciona representa sólo el 2% de la producción mundial. Además, la UE es el principal importador de algodón del mundo y una gran proporción de esas importaciones procede de los países de África Occidental y Central, no sometidos a aranceles. Las exportaciones de algodón de la UE son mínimas y no reciben ayudas a la exportación. En este contexto resulta difícil defender que los subsidios de la UE al algodón perjudican a los países en desarrollo.
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