Según un artículo recientemente aparecido en el diario británico The Independent, los vegetarianos son los mayores consumidores directos de organismos genéticamente modificados, debido a su hábito de consumo de soja y de quesos fermentados con cuajo no obtenido del estómago de los animales.
La soja es el producto del que existe más porcentaje de OMG y es muy difícil y costoso asegurar que una soja sea totalmente pura sin ninguna traza de OMGs. No hay obligación de etiquetarla como con OMG si se toman medidas para evitar la impurificación accidental y el porcentaje de ésta es inferior al 1%. En algunos países hay alimentos que se etiquetan como libres de OMG, pero no existe en la UE legislación que regule este etiquetado negativo y menos hasta que punto existe o no un umbral de tolerancia, siendo relativamente frecuente detectar trazas de OMG en productos etiquetados como libres de éstos, según el Independent.
Los vegetarianos evitan los quesos fermentados con cuajo animal. Una alternativa muy extendida es el uso de la quimosina (renina) recombinante que sustituye a la natural obtenida del estómago de terneros lactantes, y que se obtiene a partir de los hongos Kluyveromyces lactis y Aspergillus Níger transformados genéticamente con genes de vacuno. Este cuajo transgénico se utiliza normalmente en la UE y no existe obligación alguna respecto a su etiquetado, ni tampoco está previsto que la haya en la nueva legislación de trazabilidad y etiquetado, al no considerarse un ingrediente alimentario propiamente dicho.
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